viernes, 5 de marzo de 2010

la carta

Las nubes ocupaban todo el espacio del cielo y ni siquiera un mísero rayo de sol iluminaba las calles, era uno de aquellos días en los que no sabias si era mejor que lloviera o que pasara algo pues aquella quietud, parecía poner nerviosa a la gente, caminaban por la calle con la atención más puesta en el cielo que en lo que pudiera pasar a su alrededor.
El estaba asomado a la ventana, con una mano en la cortina y la otra en el marco de la ventana, contemplaba la calle en silencio y absorto totalmente en sus oscuras divagaciones, estaba esperando. De vez en cuando recorría el salón y los pasillos pero sin detenerse en ningún momento, solo para volver a mirar por la ventana, los minutos se consumían en silencio, escapando uno detrás de otra como si estuvieran en una carrera secreta que ellos solo conocían, pasaban uno detrás de otro y tras ellos los minutos, quizá más lentos se arrastraban tras ellos haciendo que el tiempo pasara de una extraña manera, cualquier sonido del exterior le ponía los nervios de punta y se asomaba corriendo a contemplar la calle, para ser solo una falsa alarma, decidió prepararse un té y cuando regreso con el hacia la ventana sonó el timbre de casa, la taza callo de sus manos para romperse en pedazos contra el suelo, dudo unos segundos y despacio como si el tiempo se detuviera se acerco hasta la puerta y la abrió. Tras ella apareció un hombre de aspecto aburrido y avinagrado, con algo en las manos, una carpeta llena de anotaciones y un pequeño sobre blanco. Firmo el recibo y entro de nuevo en casa cerrando la puerta con llave. Deposito la carta en la mesa del comedor y se sentó a contemplarla. Era un sobre blanco como el de las cartas se escribían antes de que los emails y los mensajes del teléfono lo invadieran todo. Sabía lo que había en su interior, bueno al menos una parte, la otra parte la desconocía y esa parte era la que le daba miedo, intento acercar la mano y abrirla, pero la retiro asustado, el miedo se apodero de el, quizá era un miedo irracional, eso lo sabia pero no podía hacer nada. Solo una pregunta bailaba en su cabeza cual era la respuesta. Alli permaneció la carta días meses y años, sin abrirse el miedo lo invadía cada vez que se acercaba a ella.
Finalmente la abrió había pasado mucho tiempo con manos temblorosas rompió el sobre y contemplo la hoja del interior, estaba en blanco, no había nada escrito y eso fue lo que mas miedo le dio. Porque quizá nos da miedo lo que conocemos pero aun es peor aquello que por completo ignoramos.