lunes, 17 de mayo de 2010

quiza sea...

Y mirando al mar estaba, como siempre, allí donde su alma es libre, donde no hacen falta las palabras, y donde cada murmullo que llega a sus oídos es una pequeña canción, donde su corazón resuena en armonía con todo lo que le envuelve. Quizá sea un pobre loco que sueña con algo que no es real, o quizá sea un sabio que ve más allá de lo que las palabras no dicen. Preguntas sin respuestas, enigmas y acertijos recorren su mente en busca de una verdad tan intangible como los sueños que bien en su mente mientras duerme o está despierto.
¿Con que sueña? Te preguntas al verlo allí frente al mar, con cosas que quizá no entandamos nunca, con puntos de vista que superan las cosas materiales, la pureza de una mirada tal vez o compartir un momento, con alguien tan especial al que no le hagan falta las palabras para hablar, sentir cosas tan intensas que no pueda describir.
Quiza sus ojos aparenten tristeza, pues ves lagrimas en sus ojos, pero no ese sentimiento el que lo rodea a veces es la impotencia por cambiar el mundo y otras por encontrar algo prometido largo tiempo atrás. Podrías pensar que a los ojos de los demás no es más que un soñador y posiblemente tendrías razón, porque su mundo no es tan pequeño. Su casa no está encerrada entre cuatro paredes tan fuertes como la piedra, ni de cristal, transparente pero que no te deja escapar, está donde su corazón se encuentra, en un mar, una montaña, en un rio o una flor o quizá en una mirada compartida en un momento.
Quizá sea un pobre loco… ¿Pero y si no lo es?

sábado, 15 de mayo de 2010

Un pequeño sueño en una pequeña noche de verano

Las luces del paseo apenas iluminaban ya la arena de la playa, caminabas en silencio por la arena, tus pies descalzos se enterraban ligeramente entre los surcos, caminabas en silencio absorta en tus pensamientos, a pequeños pasos, sin prisa alguna. Las nubes habían detenido su avance y el sol hacia ya unas horas que dormía junto al resto de la ciudad, para ser una noche de junio, hacia bastante calor pero la brisa del mar, que agitaba tus cabellos y hacia soportable el paseo nocturno. Me esperabas, sin prisas… pero con el anhelo de verme después de mi partida, hacía tiempo que no sabias de mi y por fin volvíamos encontrarnos que mejor sitio que donde te conocí, junto al mar. Recuerdo ese momento como si fuese ayer porque mientras te miro lo veo una y otra vez, tu caminar, tu sonrisa y esos ojos en los que podías perderte en un océano sin fin sin querer volver atrás, lentamente me acerque, te cogí de la mano y seguimos caminando, no hicieron falta palabras, pues de que sirven estas, si con una mirada lo dijimos todo. Caminamos en silencio yo de tu mano y tu de la mía, esperando con paciencia un beso tuyo y tu uno de los míos pero sin pedirlo. Nos detuvimos para mirarnos a los ojos, ignoro cuanto tiempo paso si un segundo o una eternidad mis labios se acercaron a los tuyos y allí mismo nos fundimos en uno solo, dos latidos distintos se unieron para cantar la misma canción, dos suspiros se juntaron para mover el aire del mundo, dos almas se entregaron para juntar una nueva esencia… y ese fue el primer beso ¿Qué pasara después?
Lo recuerdo como si fuera ayer y apenas a pasado un segundo solo se una cosa, quiero volver a morir y nacer otra vez asi.